MARISA
¡Suéñalo, créelo y vívelo! Soy una apasionada del arte y la naturaleza, me encanta decorar mi hogar, amo el atardecer, actualmente el café y disfrutar tiempo con mi familia y amigos.

Estatus: Ansiedad



Una de las preguntas que nos suelen hacer cuando conocemos a alguien en una fiesta es ¿Qué haces?” Y de acuerdo con lo impresionante que sea la respuesta, la gente estara ansiosa por conocernos mejor o se marchara. Estamos ansiosos porque vivimos en un mundo de personas que toman una pequeña parte de nuestras identidades profesionales y las usan para llegar a un veredicto completo sobre lo valioso que somos como humanos. 

A la única persona que  no le importa el estatus,  es nuestra madre,  ella solo se preocupa por el alma. Sin embargo, la mayoría de las personas no son nuestra madre, y por eso nos preocupa tanto los juicios y las humillaciones. 

Se dice que vivimos en tiempos materialistas. Pero es más conmovedor que eso. Vivimos en tiempos en los que las recompensas emocionales se han vinculado a la adquisición de cosas materiales.

Lo que la gente quiere cuando busca dinero, grandes trabajos o autos lujosos rara vez son estas cosas en sí mismas, tanto como la atención y el respeto  que les brindan a quienes los tienen.

También estamos ansiosos porque constantemente nos dicen que podemos transformarnos en lo que queramos. Lo escuchamos desde nuestros primeros días, debería ser genial que haya tantas oportunidades. Pero, ¿Qué pasa si fallamos en un mundo así? ¿Qué pasa si no podemos llegar a la cima?

Los estantes de autoayuda en las librerías están llenos de dos tipos de libros que capturan la condición de ansiedad moderna. Los primeros tienen títulos como Cómo triunfar en 15 minutos” Conviértete en un millonario de la noche a la mañana.” El segundo tiene títulos como Cómo afrontar la baja autoestima.” Los dos géneros están relacionados. Una sociedad que le dice a la gente que puede tenerlo todo, pero donde en realidad solo una pequeña minoría pueden hacerlo, los demás terminaran con mucha insatisfacción y dolor.

Hay un problema relacionado: nuestras sociedades son, en gran medida, consideradas justas”.


En los viejos tiempos, sabías que el sistema estaba manipulado. No era culpa tuya si eras campesino y no era tu culpa si eras el dueño.  Pero ahora nos dicen que nuestras sociedades son meritocracias, lugares donde las recompensas van a quienes las merecen; el trabajador inteligente entre nosotros. 

Suena encantador, pero hay un doloroso pinchazo en el rabo. 

Si realmente crees en una sociedad donde los que están en la cima merecen estar ahí, eso significa que los que están en la base también merecen estar ahí. 

Apenas creemos hoy en día en la “suerte” como algo que explique dónde terminaremos. Nadie te creerá si dices que te despidieron por mala suerte. Tu puesto profesional se ha convertido en el veredicto central sobre su carácter. 

No es de extrañar que las tasas de suicidio aumentan exponencialmente en el momento en que una sociedad se une al llamado mundo moderno”. 

¿Cómo podemos afrontarlo?


En primer lugar, negándose a creer que cualquier sociedad pueda ser meritocrática∶ suerte o accidente.  Continuar determinando una parte crítica de dónde terminan las personas en la jerarquía.

No trates a nadie, ni menos a ti mismo, como si mereciera estar donde están.

En segundo lugar, cree su propia definición de éxito en lugar de apoyarse acríticamente en la sociedad.

Hay tantas formas de tener éxito, y muchas de ellas no tienen nada que ver con el estatus como se define actualmente dentro del sistema de valores del capitalismo industrial.

En tercer lugar, y lo más importante, debemos negarnos a permitir que nuestros logros externos definan por completo nuestro sentido de identidad. Quedan muchos aspectos vitales de nosotros que nunca aparecerán en nuestras tarjetas de presentación, y que no tienen posibilidad de ser capturados por esa enloquecedoramente contundente  pregunta poco imaginativa.  

Entonces ¿qué haces?

Comentarios

  1. M;arisa,
    O teu excelente texto, traduz fielmente a sociedade em que vivemos. Eu, revejo-me completamente em tuas palavras. Quando te perguntam: "Entonces? qué haces? estão a fazer a avaliação de alguém, não pelo seu verdadeiro carácter, mas pelas funções profissionais que desempenha! Esta é a lógica da meritocracia, que, normalmente, deixa que pessoas medíocres ocupem lugares de relevo social, em detrimento de outras com carácter, e todas as condições para desempenhar cargos sociais e políticos importantes.
    Eu sempre lutei e continuarei a lutar por uma sociedade livre e justa, onde exista, verdadeiramente, uma igualdade de oportunidades para todos, independentemente do sexo, da cor, da religião! O capitalismo industrial desvirtuou todos os conceitos, subverteu todos os valores e, levantou um muro enorme, para se proteger e perpetuar na liderança de uma sociedade completamente desconstruída!
    Lutemos todos, por uma VERDEDEIRA igualdade de oportunidades para todos. Só assim, conseguiremos mudar o mundo!
    Te felicito pelo teu texto Marisa e te agradeço as palavras gentis que me deixaste no POLYEDRO.
    Um abraço!

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    1. Estou feliz que você compartilhou suas idéias no blog.
      Saudações.

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  2. Un texto muy cierto lamentablemente, saludos:D

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